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Step 1

Pon el comino, la alcaravea y el cilantro en una sartén al fuego y tuéstalos hasta que empiecen a despedir su aroma. Tritura en un mortero o un molinillo de especias.

Step 2

Asa el pimiento en el horno a 190º por lo menos 25 minutos, hasta que la piel esté tostada y se desprenda, y la carne del pimiento esté blandita.

Step 3

Sácalo a un recipiente que puedas cerrar, tapa y deja que se enfríe hasta que lo puedas tocar sin quemarte (lo de taparlo es para que sude y ayuda a que la piel se desprenda).

Step 4

Elimina la piel, el pedúnculo y las pepitas del interior. Reserva.

Step 5

Pon un poco de aceite de oliva en una sartén y pocha la cebolla picada hasta que esté blandita.

Step 6

Cuando le falte poco, añade los ajos laminados y dales unas vueltas para que se tuesten.

Step 7

Si usas guindillas secas, ponlas en remojo en agua algo caliente hasta que se ablanden. Si las guindillas son en conserva, no es necesario este paso.

Step 8

Elimina los pedúnculos de las guindillas.

Step 9

En un robot de cocina, pon todos los ingredientes pelados y limpios, y tritura hasta obtener una pasta densa, que puedes aligerar con algo de aceite, si lo prefieres.

Step 10

Comprueba la sazón de sal y ajusta si fuera necesario.

Step 11

Guarda en un tarro en la nevera con la pasta cubierta de aceite, así dura mucho.